La familia O’Crowley

Debido a la evolución del lenguaje, a la hispanización de sustantivos extranjeros, y a diferentes errores ortográficos, el apellido O’Crowley es posible encontrarlo escrito de diferentes maneras, siendo los casos más comunes: O’Crowley, Crowley, O’Crouley e, incluso, O’Cronley. Dicho lo cual, podemos comenzar a hablar de Dermot Crowley y Mary O’Donnell quienes, en 1727, contrajeron matrimonio en la antigua Iglesia Parroquial de San Miguel, situada en Limerick capital. Tras ello y, probablemente, debido a conflictos religiosos entre protestantes y católicos, así como a un periodo de malas cosechas, partieron, desde la propia Limerick, hacia la por entonces pujante y cosmopolita ciudad de Cádiz, en 1730.

crowleys in spain

Ambos nacieron en la provincia de Munster. Concretamente, en el caso de Dermot, apodado Jeremías, era del condado de Limerick, y fue bautizado en la Parroquia de Kilfinane. Por su parte, Mary, que pertenecía al condado de Clare, recibió el bautismo en la Parroquia de Kilfenora. En el enlace no intervino dote ni capital alguno, y ambos vivían de lo que Demetrio, nombre hispanizado de Dermot, conseguía aportar con su trabajo de sastre. Fruto de esta pareja nació, el 21 de febrero de 1740, el gaditano Pedro Alonso O’Crouley O’Donnell, único superviviente de los hijos que tuvieron, pues el resto murieron a tierna edad. Fue bautizado el día 24 de ese mes en la Iglesia de Santa Cruz, también conocida como Catedral Vieja. Estudió, primero, en el Colegio de la Compañía, hasta que posteriormente, en 1749, el mismo año en que moría su padre, fue enviado a Senlis (Francia), junto a unos monjes agustinos, con los que aprendió latín, inglés, y francés con una perfección poco común. Por su parte, Mary O’Donnell fallecería en 1768.

Pedro Alonso O’Crouley, comerciante de profesión, realizó cuatro viajes transatlánticos hacia el Puerto de Veracruz, correspondientes a los años 1765, 1768, 1772 y 1776, siendo, en el trascurso del tercero de ellos, cuando escribió su libro Idea compendiosa del Reino de Nueva España. El 27 de enero de 1784, con 43 años, O’Crouley celebró su boda con María de los Dolores Power Gil, de 19, nacida el 13 de julio de 1764, e hija de Juan Power y Eugenia Gil, cercanos al círculo personal de Pedro. Era ella una joven gaditana con antepasados irlandeses, españoles, belgas y neerlandeses. Junto a su esposo tuvo 9 hijos entre los años 1785 y 1802: María de los Dolores; Juan Josef; Antonio; Antonia; Eugenia; Elena; Pedro Alonso; Catalina; y María Josefa.

Uno de los hitos más importantes en la vida de Pedro fue haber sido reconocido como noble. Para ello recurrió a la apertura de un expediente de hidalguía, alegando que sus antepasados habían sido escuderos en Irlanda. Igualmente, logró formar parte de prestigiosas instituciones de la época tales como: la Santa Hermandad de Toledo; la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País; la Sociedad de Anticuarios de Edimburgo; y la Real Academia de la Historia. Además de en su profesión de comerciante, O’Crouley destacó especialmente en su actividad como anticuario, su verdadera pasión, aquella que le granjeó un mayor reconocimiento y por la cual ha pasado a ser mayormente recordado. Así pues, llegó a albergar, en su casa palacio, de la actual calle Manuel Rancés nº6, el conocido Museaei O-Croulianei, fruto de una colección personal compuesta de valiosas monedas, camafeos, esculturas y demás piezas museísticas, donde su repertorio de cuadros ocupaba un lugar importante, siendo el mismo de autores como José de Ribera, Alonso Cano, Murillo, Zurbarán, Rubens, Pablo Veronés, Van Dyck, Ribalta, Castillo, Céspedes, Velázquez, Carreño, Carla Dolci, Laurent de la Hyra, Piombo, Borgoñón, etc. De ello dejó buena cuenta en el anexo de una obra de Joseph Addison, la cual tradujo, añadiéndole una lista con la mayor parte de las antigüedades que logró reunir: Diálogos sobre la utilidad de las medallas antiguas.

En una época de mayores complicaciones económicas, marcada por epidemias y sucesivos conflictos bélicos, se dedicó a coleccionar recortes acerca de la Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz, un material entregado en el gaditano Seminario de San Bartolomé, según dejó reflejado, el difunto padre, Antón Solé. No obstante, a día de hoy, la actual dirección del centro mantiene cerrada las puertas a toda clase de investigaciones, negando a su vez, la existencia de dicho material documental, que contendría también cartas manuscritas del propio Pedro.

Por último, sobre sus descendientes, cabe señalar a algunos de los más sonados, tales como su propio hijo Pedro Alonso O’Crowley Power, autor de la obra teatral El padre romano; sus nietas Amalia O’Crowley Sabater, autora de El nieto del verdugo, y Adelaida Riquelme O’Crouley, directora de la Escuela Normal de Maestras de Ciudad Real, Granada y Alicante, así como de la Escuela Normal de Maestras Central del Reino (en Madrid); su bisnieto José Villalba Riquelme, ministro de Defensa en época de Alfonso XIII; y su tataranieto José Villalba Rubio, coronel republicano encargado de la defensa de Málaga durante la Guerra Civil de España.

Autor: José María Millán Fuentes

Bibliografía

ADDISON, Joseph, y O’CROULEY O’DONNELL, Pedro Alonso, Diálogos sobre la utilidad de las medallas antiguas, Madrid, Oficinas de Plácido Barco López, 1795.

ANTÓN SOLÉ, Pablo, “El anticuario gaditano Pedro Alonso O’Crouley”, Archivo hispalense, 2ª época, n.º 136, Madrid, 1966, pp. 151-166.

BERNABEU ALBERT, Salvador, “Pedro Alonso de O’Crouley y O’Donnell (1740-1817) y el descubrimiento ilustrado de México”, en PÉREZ TOSTADO, Igor, y GARCÍA HERNÁN, Enrique (coords.), Actas del i Congreso Internacional: Irlanda y el Atlántico Ibérico. Movilidad, participación e intercambio cultural, Valencia,  Albatros Ediciones, 2010, pp. 225-241.

CAMBIASSO Y VERDES, Nicolás María de, Memorias para la biografía y para la bibliografía de la isla de Cádiz, Madrid, Imprenta de don León Amarita, 1829.

ESCALERA, Manuel de la, Nomenclátor de las calles de Cádiz y especificación de cada uno de sus nombres, Cádiz, Imprenta y Litografía del Boletín del Comercio, 1856.